Fórmula Conllevando el Duelo

Combinación de esencias vibracionales de empleo en aquellas personas que han o están experimentando el proceso de duelo.

Para los que se sienten con melancolía, anhelantes, nostálgicos, dolientes y desconsolados por haber perdido a un ser querido. Situaciones en que el dolor del que ha partido hace que los dolientes expresen que desean y/o esperan sólo la muerte. Sienten gran infelicidad, conmoción y dolor por las malas noticias que han recibido o están recibiendo.

Ayuda a los que rechazan ser consolados un determinado periodo de tiempo.  Calma, reconforta y neutraliza el impacto del trauma, ya sea inmediato o del pasado. De utilidad en aquellas personas en las cuales a causa del dolor de su duelo se sienten privados del contacto que les proveía la presencia física del que ha partido. Personas que debido a la profunda soledad y aislamiento se sienten llevados más allá de la desesperación.

Útil en manifestaciones de ausencias, cuando hay o ha habido la finalización de una relación importante, a raíz de lo cual se expone demasiada aflicción y tristeza. Aporta coraje y ánimo.  Alivia la depresión restaurando la capacidad de gozar la vida. Aligera la pesadumbre manifiesta en la zona del corazón y aporta abundancia de fuerzas.

De utilidad al momento en que la pérdida del ser querido deja con duras adversidades por enfrentar.  Aporta optimismo, entusiasmo, creatividad y enfoque; lo cual ayuda a elevarse por encima de las circunstancias actuales y soportar la carga de situaciones difíciles en el ahora. Evitando así escapismos, trayéndonos con renovado interés al presente con la correspondiente aceptación de las condiciones de vida actuales. Ayuda a evitar la apatía y nos asiste a restaurar la concentración, el estado de alerta y el interés vivo por la vida. Otorga una relación saludable con la realidad. Impide la divagación hacia actividades que solo sean un medio de escape: fantasías, ensoñaciones, uso de sustancias ilegales y/o controladas, bebidas embriagantes, etc.

Ayuda a aprender las profundas lecciones espirituales de amor y libertad; cuando la finalización de la relación es vista por la/el doliente como una separación dolorosa, donde ha habido posesividad. Ayuda a superar la ruptura de la relación, enmendando el rompimiento afectivo. Enseña que la experiencia del desapego es una profunda lección de vida en la cual debemos aprender a saciarnos desde dentro con la sólida fuerza del espíritu.

De beneficio para aquellos que sienten que no hubo oportunidad de satisfacer un último contacto pleno en concordancia con lo que su corazón les demandaba hacia su ser querido y que por haberlo “extraviado” ahora sufren de angustia de un querer que según ellos ya no se puede satisfacer.

Brinda el entendimiento necesario para dar a conocer que nunca estamos realmente solos, ni debemos sentirnos abandonados. A cambio nos permite abrir nuestra consciencia hacia aquellos que viven fuera de la dimensión terrenal, permitiendo a la vez la sensación de conexión con ellos, ya sea a través de sueños, recuerdos vívidos en la fase de vigilia o a través de otras experiencias. Nos permite encontrar consuelo y si el sistema de creencias de la persona lo permite, nos hace saber que nunca estamos  despojados de la conexión que en apariencia se ha perdido.

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